Peregrinos en marcha

Hemos pasado por tiempos difíciles debido al Covid. Cada vez que creímos recuperar nuestras costumbres, recibimos una lección de humildad. La mayoría sentimos que se hacía largo. Sentimos cansancio, frustración. Sabemos que seguramente falte aún más tiempo para superarlo o para terminar de adaptarnos a un nuevo paradigma. Pero estamos convencidos de que esto no nos puede detener. 

 
Cumplimos 10 años en plena pandemia. En lugar de celebrar debimos frenar la marcha y refugiarnos. Pero hoy cierra un ciclo y comienza una nueva etapa. Tuvimos la satisfacción de poder reabrir unos meses atrás nuestra Sala de Armas para poder reencontrarnos. De a poco empezamos a ser cada vez más. Tendremos altibajos en el camino. E incertidumbres. Pero este espíritu peregrino permanece incólume.

 

Estamos decididos en este 2022 a alimentar más que nunca esa llama que nos moviliza e ilumina el camino. Porque lo único que necesita el ser humano en tiempos difíciles es poder sentir que hay esperanza. La curiosidad y el instinto nos impulsan a desentrañar qué hay detrás de esa luz. Alimentarla. Sobrevivir. El impulso de uno alimenta la fortaleza del resto. Y cuando todos empujamos en la misma dirección, el ser humano se vuelve imparable. La llama crece. Se fortalece e ilumina a la distancia para que llegue cada vez más lejos. Nuestro estandarte permanece en alto.

 

Tal vez este humilde fuego llegue a algún peregrino perdido en la oscuridad que decida acercarse o encontrar un nuevo rumbo. En cualquier caso, habremos logrado nuestro objetivo. Este Campamento Itinerante de Campaña no se detiene y ansía mucho más. La cuarentena nos hizo soñar. Nos permitió recuperar energías y planificar proyectos más ambiciosos. No todo fue malo: aprendimos muchas cosas. Pudimos detenernos a observar el bosque fuera de la vorágine diaria. Esperar a que se disipe la niebla para retomar la marcha.

 

Antes de continuar el camino, queremos desearles esperanza. Queremos despertar en ustedes el ánimo y el entusiasmo para aventurarse nuevamente a lo desconocido. Porque no es la naturaleza del ser humano perderse en el tiempo y en el espacio, ser prisionero de sus miedos, sino la de superar las adversidades para desentrañar el universo.

 

Somos dueños de nuestro propio camino. Sigan a esta caravana o emprendan su propio rumbo, es hora de forjar lo que queremos ser en los próximos años. Nos llevará tiempo y trabajo, pero vale la pena. Que el próximo 31 de diciembre, reunidos frente a esta fogata, podamos cerrar otra vez los ojos para soñar con nuevas metas. Escuchar nuestros deseos más profundos. Y buscar la compañía que nos ayude a vencer los miedos y las inhibiciones para alcanzarlos. 

 

Peregrinos: Dejemos atrás lo que no sea necesario y reunamos el equipo para esta nueva aventura. Marchamos al amanecer.  

 

 Semper Fidelis

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